En este
capítulo de la serie Black Mirror, podemos observar cómo las nuevas tecnologías
se apoderan de nuestro día a día sin piedad, dejando atrás nuestro lado más
natural.
Por una parte, todo aquel que quiera ser una persona
de éxito, solo debe tener una gran aprobación de la gente que le rodea o de
gente anónima a la que haya gustado. En este caso podemos llegar a pensar que
todos están en igualdad de condiciones y que todo el mundo puede llegar a ser
alguien exitoso, pero por otra parte nos cuestionamos ¿dónde queda la
personalidad? ¿y la libertad de expresión? Parece ser que “el gobierno” o “los
altos cargos” quieran una sociedad que no de problemas, que todos piensen igual
y que pasen desapercibidos. Aquellos que van en contra de estas directrices y
que se muestran tal cual son, se ven repercutidos con malas puntuaciones y como
“mala gente”, pero por lo que hemos observado, la mujer de la camioneta o el
hermano de la protagonista no son malas influencias o gente que haga el mal,
simplemente no quieren seguir la corriente a la sociedad. Es por eso que, en
esa sociedad tan clasista, solo se muestra una parte falsa de cada uno de ellos
y ellas. El ejemplo lo tenemos cuando la protagonista y la mujer se encuentran
en el ascensor, lo único que hacen es mostrar su simpatía para poder conseguir
buena puntuación pero en realidad no saben nada la una de la otra.
Esto también pasa en nuestro alrededor. Hoy en día
abres instagram y la mayoría de los perfiles son así. Muestran sitios
preciosos, comidas deliciosas, vacaciones de ensueño, festivales de escándalo,
pero, ¿acaso no crees que esa gente no tiene problemas? por supuesto que sí, la
realidad más dura la encontramos hace un par de meses donde se encontraron a
una gran influencer española muerta porque tenía depresión, ya que la vida que
mostraba no era real.
Yo como docente, tengo la responsabilidad de mostrar a
mis futuros alumnos, la realidad que nos rodea y no la fantasiosa vida que
quieren alcanzar porque siguen a cuatro chicas o chicos en sus redes sociales,
que parece que tengan una vida perfecta. A pequeña escala, en nuestras aulas utilizamos la economía de fichas para reforzar el trabajo bien hecho, las buenas actitudes, o incluso penalizar las normas que no se cumplen, pero esto no determina nuestro ser o nuestra personalidad, simplemente es una forma de motivación para alcanzar nuestros logros o metas.
Es nuestro deber crear personas críticas, con valores
que en el capítulo parece que se han perdido. No se trata de ir en contra de la
sociedad, pero sí de reivindicarse cuando algo no nos parece correcto, que
tengamos los suficientes argumentos para plantar cara a aquello que no nos
gusta y estar orgullosos de las personas que somos por aquello que hemos
conseguido con nuestro esfuerzo y no con la aprobación de los demás, porque
siento deciros que, cada día más, la gente llega a ser muy egoísta y envidiosa,
por lo que si quieren hacernos daño, nos lo harán.
Es por eso que debemos tener una
personalidad fuerte para seguir con las adversidades que nos muestre la vida, y
esto se consigue trabajando día a día en las aulas con buenas prácticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario